Cuesta abajo en mi rodada, las ilusiones pasadas yo no las puedo arrancar.... así reza la letra de uno de los tangos del genial Carlos Gardel y así es como nos vemos todos, rodando por la cuesta descendente de la economía y, peor aun, por la peligrosa pendiente  por la que se deslizan nuestros valores.

“Todo indica que en este mes de julio, el número total de parados caerá por debajo de los tres millones, el mejor dato desde el 2.008”. Con ese optimismo se expresó el presidente de gobierno que los españoles hemos tenido el honor de “disfrutar” durante el último año. Esta palabras fueron formuladas durante la fallida sesión de investidura que todos a una, como en una nueva Ovejuna, hemos padecido hace escasos días. La profecía parecía tener una probabilidad creíble porque los meses de julio son, habitualmente, fechas positivas para el empleo y la cifra total de desempleados estaba entonces en los 3.016.000. El mismo mes del año anterior -aun a pesar de las contínuas muestras de la tendencia a una clara desaceleración-, se habían creado más de 27.000 puestos de trabajo. Sí, todos creímos a nuestro preclaro y sabio  presidente, doctor Cum Laude en Economía.

Pero nuestras esperanzas se vieron truncadas porque el número de alistados a la cola del desempleo solo ha bajado en la exigua cifra de 4.253 personas. Tampoco es para tanto, como diría un optimista, solo se equivocó en unos once mil, al fin y al cabo peccata minuta. Creo haber oído rumores de que el gobierno sabe cual es la solución del problema y puede que, a partir del próximo mes, la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio y la de Economía y Empresa, Nadia Calviño (ésta, por lo pronto, ya ha sido desalojada de la candidatura a presidir el FMI) sean relevadas de la función comunicadora de dichos datos, por no dar la talla,  y se haga cargo de tal tarea el inefable amo del CIS, don Félix Tezanos que, con cocina o sin cocina, ya verán, nos va a decir lo que a todos nos gustaría oír y pelillos a la mar.

El gobierno puede presumir y presume de que el crecimiento del PIB español supera la media de la UE, pero calla que Bruselas  lanza continuos avisos por nuestro alto nivel de deuda y nos advierte que  los compromisos adquiridos en materia de déficit público son de muy difícil cumplimiento. Los ingresos están a la baja pero gracias a que -algo positivo había de tener la fragmentación política-, seguimos con los presupuestos prorrogados  de 2.017, mantenemos algún control sobre la senda de gastos. La balanza comercial, por su parte, muestra un constante deterioro del saldo positivo según leemos en los diarios expertos en finanzas.

Es decir, y en resumen, que seguimos viviendo de las rentas pero las cosas se ponen cada vez más feas aunque aquí nadie parezca querer advertir los peligros de la constante desaceleración y el riesgo de una nueva crisis económica. Como he leído en algún sitio, Mariano Rajoy se ha convertido en el mejor aliado de Sánchez porque la labor que hizo aun sigue manteniendo las finanzas públicas a salvo de peores tropelías. Pero la cosa no va a durar para siempre.

Los Sindicatos, poco sospechosos de pertenecer a la canalla opositora y trifachita, también se han pronunciado para alertar y decir que son los peores datos desde 2.013, afirmando que la precariedad del empleo, la estacionalidad y la brecha por razón de género, son los principales problemas.

Pero esto no ha hecho más que comenzar. Puede parecer mentira, pero a sabiendas de que todo es susceptible de empeorar, cuando el gobierno deje de estar en funciones, cuando empiece a tomar las riendas y el control de la economía y los presupuestos, no quieran  imaginar lo que puede ocurrir. Alguna virtud puede tener  que no se hayan logrado aun  acuerdos de gobernabilidad.

...y arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser