Cuando supimos que el incidente en el que se vio involucrada una profesora y tutora del colegio “Font de l´Alba” de Tarrasa, indignada por el hecho insufrible de que una niña de 10 años pintase una bandera española en un cuaderno iba a ser investigado, nos pareció lo más correcto, pero al saber también que la investigación correría a cargo de la Consejería de Educación de la Generalidad Catalana perdimos toda esperanza de que la justicia acabase imperando.

La niña se quejó de haber sido agredida por la maestra, de haber sido agarrada por el cuello, de ser arrojada al suelo y de tener dolores en una mano y en la zona inguinal, pero como la chica no llegó al centro médico en que fue tratada  por estas lesiones y emitido el parte correspondiente, ni con un ojo en la mano  ni sangrando copiosamente, la Consejería entiende que “no ha quedado probado que hubiera maltrato físico y que este no se ha podido evidenciar fehacientemente”.

La Consejería tuvo algún rasgo de decencia cuando apreció que está (un poco) mal que la profesora rasgara en público el trabajo de la alumna y la dejara sola en el pasillo, pero que eso hubiera sido por la “motivación ideológica” de una educadora que porta siempre el lazo amarillo, tampoco les parece creíble ni demostrado. Y yo me pregunto: ¿qué otra motivación podría haber sido la causa del atropello?

Total, que todo se reduce a la apertura de un expediente por presunta falta leve que mucho nos tememos que se quede en nada y si te he visto no me acuerdo. Fin del asunto. Lo que la autoridad competente, dolosamente,  ha querido pasar por alto es que, incluso en el caso de que tuvieran razón, esa falta no puede ser considerada más que como gravísima por toda la carga de odio que contiene y por el abuso de una adulta sobre una menor, la injusticia y el exceso de una profesora,  mayor de edad, sobre una niña que sus padres le han confiado para que pueda recibir una educación adecuada.

Pero no debe tener las cosas tan claras la Consejería cuando ha decidido, como medida cautelar, que la profesora en cuestión, que responde por el nombre de Miriam Ferrer, esté a partir de ahora acompañada en clase por otra docente. Y es que no son tontos y, como nosotros, seguro que temen que las agresiones puedan repetirse, las consecuencias ser peores y ya imposibles de justificar.

Desde el partido Ciudadanos se han denunciado en varias ocasiones situaciones similares en este y otros colegios de la zona sin que se hayan obtenido resultados positivos; ni siquiera las peticiones de investigación hechas ante Isabel Darder, miembra del PSC y Comisionada de Educación, han recibido respuesta positiva alguna.

Es lo que hay. Pero sigan atentos a sus pantallas que esto no ha hecho más que empezar.