La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular.‌‌Edmond Thiaudière (filósofo francés 1837-1930)

Anda nuestro eximio presidente del gobierno en funciones dándole vueltas al tema de “su” investidura que si no nos engañan, y no lo descarten, cada vez se antoja menos  probable. A Sánchez le parece que con un 28,67% de los votos y 123 diputados, su derecho a regir los destinos de todos los españoles es indiscutible pero da la impresión de que tal vez en esta ocasión puede ser que no lo logre, porque quizá la mayoría de los 227 restantes no comparta su punto de vista.

Si el próximo día 25 de julio 2.019 no sale investido, habremos de afrontar unas nuevas elecciones cuando el otoño empiece a asomar en nuestras vidas. Para entonces ya llevaríamos unos quince meses con Sánchez en el gobierno y empezaría otro periodo de “gobernanza en funciones” que no nos llevaría menos de otros dos o tres meses en dejar la cosa resuelta. Pero no, no crean que el ex jugador de baloncesto está descontento con el peloteo: -Con los presupuestos de Rajoy vamos tirando; sin derogar la denostada reforma laboral de don Mariano vamos manteniendo un crecimiento de empleo que, aunque se empieza a moderar, nos permite ir salvando la cara; sin derogar la terrible “Ley Mordaza” que ya no nos disgusta tanto, sin quitar las concertinas asesinas, sin sacar a Franco del Valle, pero con un gobierno en funciones que  través de los “viernes sociales” gobierna a golpe de decretos sin posibilidad de ser rebatidos, sin tener que aguantar los pesados controles parlamentarios al Gobierno o a los Ministros… mejor imposible, y si después le añadimos otros cuatro años más a todo esto, porque las encuestas dicen que lo podemos lograr, para qué les quiero contar-.

Sí, ya sabemos también que la deuda pública durante el tiempo transcurrido entre la moción de censura y el día de hoy se ha incrementado en casi 39.000 millones de euros y suma casi 1,2 billones -con b-, tal como indica el Banco de España. Los signos son preocupantes y ya sabemos que las agencias internacionales desconfían de España a causa de la inestabilidad política, pero eso será porque no disponen de un Falcon para  observar el panorama desde las alturas que es como nuestro doctor en economía, el que nos protege de todo mal, lo contempla. Y no es lo mismo.

Como dijera Charles de Gaulle, “la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”. Dice Sánchez que la derecha le tiene que permitir gobernar como el PSOE hizo absteniéndose en ocasión anterior con el PP, pero calla que él dimitió para no votar a favor, que el sanchismo del que fuera llamado “doctor nono”, ¿qué parte de no no entiende, recuerdan?, no es aquel PSOE y que ni la Presidenta del Congreso -Batet fue sancionada por votar en contra saltándose la disciplina de partido- ni el del Senado actuales estuvieron tampoco de acuerdo con aquella medida. Dice míster Sánchez que debería gobernar la lista más votada -y con eso podemos estar de acuerdo- pero no es lo que su partido permite en Navarra. Quiere el bueno de don Pedro, y lo de bueno es un decir, que los partidos a su derecha se abstengan pero sin haberles ofrecido nada de nada, sin propuesta alguna, solo por responsabilidad dice, para que haya gobierno, y después poder trapichear con quienes más le seduce hacerlo.

En un principio, antes de ser defenestrado por la gestora de su partido, allá por 2.014, Sánchez calificaba -como quedó patente en los debates electorales de entonces-  a Podemos como una formación de carácter totalitario, afeándole a Iglesias sus ideas comunistoides y sus colaboraciones con el chavismo venezolano. Pero cuando se vio fuera y antes de coger su coche para iniciar su campaña personal de regreso, le oímos decir en una entrevista del programa “Salvados” que se arrepentía de no haber llegado a acuerdos con el bueno, perdón otra vez, de Pablo Iglesias. Y ahora, cuando ha visto que el macho alfa podemita está en horas bajas, se pone el disfraz de centrista y le dice aquello de que verdes las han segado. Y no es que uno quiera, Dios me libre, que Iglesias o cualquier militante de Unidas Podemos ostente cargo alguno en el gobierno de este cada vez, al menos de momento, más entristecido país. Lo que ocurre es que nuestro dilecto presidente en funciones sabe que su amigo Pablo, como vicepresidente o en algún otro cargo relevante y otros del mismo pelaje en el gobierno, no solo serían nocivos para España sino también para su partido y para él mismo, con lo que se quiere y lo guapo que se ve en el espejo. Si le necesitase no lo dudaría, pero ahora le parece prescindible y no le va a dar la menor opción: -Que sepas, Pablo, que aunque hayamos podido llegar a acuerdos para formar gobiernos autonómicos, ahora el Macho Alfa indiscutible de la izquierda soy yo, colega. Tú a Boston y yo a California, o sea tú a Galapagar y yo a La Moncloa... aunque, bueno, a pesar de que seas muy malo y no defiendas la democracia te dejo abierta la posibilidad de un gobierno de "cooperación" si aceptas mis condiciones...Vamos, para que lo entiendas, tu serás homologable o no, según me convenga...-

(¿¿¿...???) La coherencia siempre por delante.