En el año 44 a.C., el asesinato de Julio César quedó envuelto en el misterio y pasó a formar parte de los crímenes históricos sin resolver. Muchos serían antes y muchos han sido después los enigmas sin descifrar y demasiados aquellos cuyas causas no se conocen y nunca se conocerán.

El general Prim, heroico militar español y presidente del Consejo de Ministros, nacido en la españolísima y catalanísima ciudad de Reus -por supuesto ignorado por el separatismo catalán- sufrió un atentado en el año 1.870 en el que recibió una herida de bala falleciendo tres días después aunque, recientes investigaciones realizadas sobre su momia incorrupta, han demostrado que eran ciertas las sospechas de que murió estrangulado a lazo en su propio lecho. Los principales indicios señalaron siempre al duque de Montpensier como responsable último, pero todo ello es algo que ya nunca se podrá conocer con certeza.

En Estados Unidos aún existen múltiples teorías y serias dudas sobre el magnicidio de J.F. Kennedy. En España tampoco se aclaró nunca del todo el asesinato del Almirante Carrero Blanco, entre otras cosas porque a nadie le interesó entonces -quizá por aquello de las cloacas del estado-. Diferentes etarras camparon, aunque parezca increible, a sus anchas por Madrid durante dos años en los que cometieron infinidad de errores, a pesar de lo cual nunca fueron detectados; hay hasta quien sospecha de la intervención de la CIA, algo no descartable, pero ya a nadie le importará tampoco lo más mínimo. El incendio del hotel Corona de Aragón de Zaragoza, en julio de 1.979 nunca se aclaró del todo y las familias siguen reclamando justicia. Justicia siguen pidiendo también los afectados del accidente del metro de Valencia y los damnificados por el accidente del Alvia en la curva de Angrois o más recientemente los familiares de las victimas del avión de Spanair accidentado en Barajas. En ninguno de estos desastres se ha logrado llegar a obtener respuestas definitivas ni concluyentes. Ni sobre el accidente del Yak 42, ni sobre el helicóptero militar español abatido en Irak en 2.005 se supo ni se sabe todo. Nunca quedó aclarado el llamado "caso Faisan" sobre el presunto paso de información del Ministerio del Interior a ETA... Podemos contar como no resueltos los asesinatos del espía ruso Litvinenko o de la periodista y también rusa Anna Politkovskaya o el mas reciente envenenamiento del ex espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia, siendo sospechosamente responsable de todos estos últimos el presidente de Rusia y ex agente del KGB, Vladimir Putin. Nunca quedó ni quedará claro lo que ocurrió.
Podríamos citar muchos misterios más, demasiados casos como para no pensar que, en ocasiones y en ciertos delitos o accidentes, se hayan podido ocultar, maliciosamente, pruebas y las verdaderas razones del hecho delictivo .

Pero no debe ser cierto lo que digo y puede que haya una excepción. Y me refiero precisamente al peor atentado terrorista ocurrido en España, el del 11 de marzo de 2.004, en el que fueron masacradas 192 personas y otras 1.800 resultaron heridas de diversa consideración. Todo quedó perfectamente claro, según la versión oficial, y en modo alguno cabe percibir que una espesa cortina de humo se haya corrido sobre los acontecimientos. Quien piense lo contrario es un conspiranoico y seguramente un facha que solo pretende enmerdar los acontecimientos... (espero que se haya captado la ironía).

No, no defendemos ninguna teoría de la conspiración, no culpamos ni acusamos a nadie de que organizara trama alguna utilizando las llamadas cloacas del estado. Lo único que sabemos es que quedan muchas dudas y puntos oscuros sin aclarar y solo pediríamos y nos gustaría que alguien respondiese a nuestras preguntas. Solo eso, que ya es bastante.
El Partido Popular, que fue el gran perjudicado en las elecciones celebradas tres días después, se conformó con la realización de una comisión de investigación parlamentaria de las que, como siempre, no sirven para nada y después hizo mutis por el foro aceptando la versión oficial ¿por qué? El resto de los partidos quedaron encantados de haberse conocido tras el resultado de las elecciones y la ciudadanía, para variar, aceptó adocenadamente lo que todos los actores políticos por unanimidad les hicieron creer y es que son muy pocos los que se molestan, ante éstos casos, en siquiera leer algo o analizar los acontecimientos ¿para qué, si se lo dan todo resuelto?

Veamos algunos hechos:
De todos lo atentados conocidos en el mundo, éste es el único en el que nunca se nos han mostrado imágenes del interior de las estaciones siendo muchas las cámaras que existen en todas ellas ¿por qué?
Ésta fue la primera y la última vez en que a las 48 horas de producirse un atentado se desguazaran los trenes destruyendo así cientos de posibles pruebas (los trenes del accidente del metro de Valencia se desguazaron años después, y aun así se produjo un gran escandalo y controversia).
La célebre mochila sin explotar de la comisaría de Puente de Vallecas, no apareció en ninguna estación ni en ningún tren y nadie se apercibió de su presencia entre los objetos depositados en IFEMA. Apareció “de repente, de modo casual y sorprendente” en la citada comisaría horas después, conteniendo las pruebas que interesaban a la versión oficial, es decir explosivos de goma 2ECO y un teléfono con una tarjeta procedente del locutorio del único hoy condenado como autor, Jamal Zougam, cuando para utilizar un teléfono como temporizador no es necesario que disponga de tarjeta alguna, qué torpe Jamal ¿verdad?
En la mochila se encontraron clavos y tornillos cuya finalidad no puede ser otra que la de potenciar los efectos y daños de la explosión, aunque en ninguno de los cuerpos mutilados por las explosiones ni en los trenes en que ocurrieron se hallaran trazas de metralla alguna.
En la furgoneta Renault Kangoo, supuestamente utilizada por los terroristas, se encontró una cinta con contenido coránico aunque no se halló resto alguno de ADN, lo que hace suponer que el vehículo fue limpiado a conciencia y, sin embargo, se habían olvidado alguna ropa con muestras biológicas de los supuestos autores. Raro ¿verdad?
Sumando el numero de explosiones y las dos mochilas sin explosionar, la cantidad resultante es superior a la de terroristas acusados de ser los autores de los atentados, pareciendo probado que ninguno de ellos podía haber portado y colocado más de una.
El piso de Leganés en que presuntamente se suicidaron los terroristas era una segunda planta; al parecer se hicieron explotar mientras algunos estaban abrazados y envueltos en cinturones explosivos de goma 2, pero el tremendo hueco resultante abarcó desde el sótano hasta el tercer piso, algo imposible de suceder a no ser que el explosivo fuese en realidad Titadyne o hubieran utilizado una cantidad tan enorme de goma 2 que haría imposible llevarla adherida al cuerpo.
En las sentencias, la primera del tribunal que juzgó el caso y la posterior del Tribunal Supremo, ni se pudo determinar fehacientemente cual fue el tipo de explosivo empleado ni concluir quienes fueron los autores intelectuales del atentado.
Se nos ha repetido hasta la saciedad que la sentencia dejó todo perfectamente aclarado, pero el propio juez Gómez Bermúdez, en declaraciones al diario El Mundo diez años después, diría: ”En los procesos penales no se resuelven todas las dudas. Se limitan (...) al objeto del proceso penal, que es ver si un hecho es constitutivo de delito y si las personas acusadas son o no responsables de él. Hay muchas cuestiones periféricas que escapan a lo que es el objeto de proceso (...) por tanto, hay cosas que la sentencia no resuelve, pero porque no es su misión (...) La autoría intelectual correspondió al "alqaedismo" (¿...?) en el sentido amplio de la palabra”.

Parece obvio que falta mucho por saber y eso que hemos hecho solo un minúsculo resumen de lo que se conoce o sospecha. Existen muchas otras dudas, se han publicado libros y se han escrito muchos artículos expresando las mismas inquietudes que aquí hemos reflejado, pero nunca se ha obtenido otra respuesta más que la invariable acusación de estar fomentando la teoría de la conspiración: “O te crees la versión oficial o eres un facha conspiranoico”.
Respuestas razonadas y creíbles, ninguna.

En efecto, como decíamos anteriormente hay que creer la versión oficial porque éste es un caso único en el que, por tanto, no pueden caber dudas. Así lo han decidido quienes controlan la opinión de un pueblo fácil de embaucar si entre quienes manejan los hilos se lo proponen.

Más de dos mil años después de la muerte de Julio César, no hemos avanzado nada.